Una persecución a una joven por el barrio Oliver acaba en una condena por abusos

La víctima, que se vio sorprendida por el agresor cuando abría la puerta de su portal, se puso a grabarle y consiguió que huyera.

La Audiencia de Zaragoza ha condenado con un año de prisión y otros dos de libertad vigilada a un joven por perseguir a una vecina del barrio Oliver hasta su portal y aprovechar el momento en que abría la puerta para abusar sexualmente de ella. Los hechos se produjeron sobre las 20.10 del 25 de julio de 2022, cuando todavía no había entrado en vigor la conocida ley del ‘Solo sí es sí’, de ahí que no fueran calificados como agresión sexual y acarreen un castigo menos severo que el actual.

El acusado, Lamine G., de 19 años y origen gambiano, negó de forma tajante ante el tribunal ser la persona que abordó a la víctima, de 26 años. Tanto es así, que ni siquiera se avino a reconocer la autoría para pactar una rebaja de la pena con la Fiscalía antes de la vista. Sin embargo, sus argumentos no han convencido al tribunal de la Sección Tercera, que ha dado mayor validez al relato de la denunciante, quien identificó sin ningún genero de dudas al encausado como su atacante. Lo hizo por primera vez en el momento de su arresto y volvió a hacerlo durante el juicio, celebrado el pasado 12 de julio.

A la hora de inclinarse por la versión de la joven, los magistrados han tenido muy en cuenta su espontaneidad –llamó a su novio de forma inmediata para contarle lo sucedido y tratar de localizar a su agresor–; la inexistencia de animadversión hacia el encausado –ambos reconocieron ante el tribunal que no se conocían absolutamente de nada–; y la precisión de su relato –en las tres ocasiones en las que la mujer ha declarado ha dado una misma versión homogénea–.

El código penal vigente en aquel momento permitía a la Fiscalía y a la acusación particular, a cargo del abogado Alberto Peiró, solicitar una condena de entre uno y tres años de prisión, o incluso decantarse por una multa. Sin embargo, ambas acusaciones descartaron esta última y optaron por la pena mínima de privación de libertad. Y lo hicieron porque aunque Lamine G. abordó a la víctima cuando estaba de espaldas y le introdujo la mano por debajo del vestido para agarrarla por la zona genital, la inesperada reacción de la mujer le hizo huir a los pocos segundos.

Como ella misma relató ante los magistrados, al sentir que tiraban de ella hacia atrás, se giró y se encontró de frente con el joven al que había visto seguirle desde que se apeó del autobús. Ella se cruzó de acera para intentar despistarlo y llegó a pensar que lo había conseguido, pero no fue así. Al darse la vuelta y tenerlo cara a cara, la reacción de la joven fue sacar el móvil y ponerse a grabarlo, aunque como ella misma reconoció durante su declaración, estaba tan nerviosa que no acertó a darle al botón. En cualquier caso, aquello asustó a su agresor, que decidió salir corriendo.

Gracias a la descripción que la víctima facilitó a su novio, primero, y a la Policía Nacional, después, esta última logró detener al agresor junto al Corredor Verde. El acusado salió corriendo y terminó reaccionando de forma violenta contra los agentes.

Fuente: Heraldo de Aragón (26/07/2023)